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Del sabio refranero español: no hay mal que por bien no venga

El refranero español es rico, no importa de que se trate, siempre se hallará una frase para aliviar el dolor, levantar los ánimos y no decaer en la lucha.

De entre todos los refranes, destaca, sin lugar a dudas, el que dice no hay mal que por bien no venga, un refrán optimista para una época que se aleja bastante de la alegría, a pesar de haber entrado ya en la primavera, la estación que la sangre altera.

La inusual situación en la que se halla inmersa el país, buena parte de Europa y también un gran número de países de otros continentes ha supuesto un alivio para muchos opositores, evidentemente, este alivio tiene poco que ver con la enorme cantidad de pérdidas humanas y económicas, pero mucho que ver con ganar tiempo de estudio.

Y es que, aquellos que preparan oposiciones de justicia, de la administración general del estado, de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, de las administraciones locales, entre muchos otros, han visto cancelados los plazos y exámenes debido a la emergencia sanitaria, y no será hasta que finalice el estado de alarma que se reanuden convocatorias y exámenes.

Pero esto, no es sino las dos caras de una misma moneda, los que se alegran por tener un poco más de tiempo para prepararse mejor, y aquellos que tras largos y concienzudos meses de estudio, y también de encierro, aunque este voluntario, deseaban hacer su examen cuanto antes.

No obstante, el confinamiento puede ser una gran oportunidad para que aquellos que siempre quisieron formar parte de la administración pública aprovechen el tiempo de reclusión y se pongan manos a la obra ahora que disponen de más tiempo que nunca para dedicar al estudio.

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Y es que, lejos de lo que muchos puedan creer, opositar no es sencillo. Se requiere tesón, buen ánimo y si cabe una gran preparación psicológica para soportar horas y horas de un aislamiento voluntario que puede acabar por pasar factura. La cosa se complica cuando el opositor es además un trabajador, las horas no dan para todo y el tiempo de disfrute se reduce al mínimo, pudiendo llegar a pasar factura a la salud a la par que las relaciones personales se deterioran.

No se debe perder nunca el norte, luchar por una vida mejor es muy loable, pero disfrutar de ella debe primar siempre.