Todos sabemos que los abogados son capaces de defender tu causa, pero ¿sabes diferenciar sus especialidades? Hoy queremos hablar del papel del abogado penalista.
El derecho penal, según estipula la propia RAE, «define las conductas que se consideran delitos o faltas y determina las penas o medidas de seguridad que han de imponerse a sus responsables».
Basado en el Código Penal y en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, las sentencias tratan de proteger a la víctima de cualquier tipo de delito o falta a la que se vea sometido. La importancia de los abogados penalistas radica, precisamente, en eso, en que son los intermediarios entre víctimas y justicia.
Gracias a los profesionales de esta rama del derecho, los ciudadanos pueden defenderse ante cualquier violación de ley que atente contra sus intereses y persona. El contar con un profesional que sea capaz de comprender el contexto y documentación que requerirá la defensa de su cliente en un juicio, será vital para que de verdad la justicia pueda dictar una sentencia justa y ajustada a derecho. De ahí que necesite un gran conocimiento de los delitos contemplados en el derecho penal para poder representar de forma efectiva a sus clientes ante un tribunal.
Si hablamos de qué tipo de delitos entran dentro del derecho penal, tendremos que hacerlo también de los delitos económicos y empresariales, contra la salud pública, contra la seguridad vial, contra las personas y sus libertades, o contra el patrimonio, entre otros.
Esto explica por qué la figura del abogado penalista es tan importante para la sociedad y, en concreto, de cara a la representación legal ante denuncias o querellas tanto recibidas como a presentar.
La orientación de estos profesionales es vital para poder defender nuestros intereses ante un tipo de delitos que son, en muchos casos, complejos debido a sus atenuantes y eximentes y que sólo una persona con una formación específica es capaz de dirimir.
Las continuas reformas y actualizaciones del Código Civil y Penal, así como la jurisprudencia que va sentando precedentes y el conocimiento profundo de ellas son sólo una parte del trabajo y formación de estos profesionales del derecho, algo que permite que cada vez sean más valorados en la sociedad por el papel que desempeñan como intermediarios de la justicia.
