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La verdadera revolución empresarial del siglo XXI: Compliance

El término «compliance» se refiere al objetivo que tienen no sólo empresas sino organizaciones, asociaciones y demás formas de gestión como, por ejemplo, las comunidades de propietarios por el cumplimiento de las leyes y regulaciones. 

En un contexto en el que se realiza todo de una forma cada vez más globalizada y regulada, el compliance cobra verdadero protagonismo.

“En las últimas décadas, se han puesto en marcha obligaciones como la protección de datos, la lucha contra el blanqueo de capitales, la seguridad alimentaria o la protección del medio ambiente. Estas regulaciones son más estrictas y se aplican con mayor rigor, incluso llegando a penar el no cumplir con las exigencias” explican desde Kdos Consulting.

La implementación de políticas, procedimientos y controles internos para garantizar el cumplimiento de las leyes y regulaciones aplicables no siempre es sencillo, de ahí que sea bastante hábil el buscar un partner que se encargue de todo lo que eso conlleva para garantizar la monitorización continua e identificar y abordar cualquier riesgo de incumplimiento.

“Son muchas las áreas que deben responder a todas las novedades, que se van actualizando, además, de forma continuada en la UE. Al trabajo clásico se suma la complejidad de la era digital con retos con la ciberseguridad. Contar con expertos como los de nuestra plantilla es clave para asegurar un buen seguimiento y evitar multas” explican.

El papel de los profesionales del compliance se ha vuelto cada vez más relevante en el asesoramiento, sobre todo para implementar políticas y procedimientos que perduren en la organización en adelante, formar al personal para que cobren conciencia y sean capaces de supervisar el cumplimiento normativo y crear unos protocolos de actuación claros dentro.

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La necesidad de conocer las nuevas regulaciones, de estar al día de los compromisos éticos que suman y de ir por delante de lo que la sociedad exige es clave para las empresas hoy en día y todo pasa, en realidad, por la implementación de unos procesos internos que impliquen no solo a la empresa como entidad o a las organizaciones sino a cada uno de los miembros que actúan en su nombre desde cualquiera de los puestos o departamentos.

Todo un reto en la gestión en pleno siglo XXI que no deja indiferente a nadie.