Sergio Álvarez Álvarez, vigilante y director de seguridad, se ha consolidado en los últimos meses como una de las voces más persistentes en la reclamación de una negociación inmediata de un nuevo convenio colectivo para el sector de la seguridad privada en España. Su posicionamiento, respaldado por un discurso técnico y orientado a la mejora real de las condiciones laborales, ha ganado visibilidad entre profesionales, sindicatos y actores institucionales.
Un llamamiento a un marco laboral digno y actualizado
El planteamiento de Álvarez va más allá de la revisión salarial. Su propuesta sitúa en el centro del debate la necesidad de revisar la jornada laboral, ordenar los descansos y clarificar funciones y responsabilidades, con el objetivo de proteger tanto al profesional como al servicio prestado. En palabras del propio Álvarez: «La seguridad privada es un pilar esencial para la protección de personas e infraestructuras críticas. Ese rol estratégico debe corresponderse con un marco laboral digno, claro y actualizado que permita ejercer la profesión con garantías».
El profesional insiste en que un convenio adaptado a la realidad operativa del sector contribuirá de forma decisiva a elevar los estándares de calidad del servicio, disminuir la conflictividad en los centros de trabajo y mejorar la conciliación, un aspecto que considera “inaplazable” ante las dinámicas actuales de turnos y coberturas. «No hablamos solo de salarios; hablamos de salud laboral, de prevención, de claridad en las funciones y de estabilidad para quienes sostienen el día a día de la seguridad privada», subraya.
Gestiones formales y diálogo con las partes
En un ejercicio de compromiso y transparencia, Álvarez trasladó por escrito su preocupación tanto al presidente como a los distintos sindicatos, apelando a la urgencia de abrir la mesa negociadora. En esas comunicaciones destacó la relevancia estratégica del sector para la sociedad y la necesidad de dignificar una actividad que, a menudo, se desempeña en contextos exigentes y de alta responsabilidad. El objetivo de esas misivas fue sumar y acelerar: ofrecer propuestas, invitar al diálogo y facilitar un calendario realista de negociación que ponga a las personas en el centro.
Álvarez sostiene que la disponibilidad para el diálogo debe ir acompañada de una metodología clara: identificación de los puntos críticos, evaluación del impacto operativo de cada medida, y una implementación gradual que permita a empresas y profesionales adaptarse sin fricciones. «La profesionalización del sector se demuestra también en cómo se negocia: con datos, con planificación y con visión de futuro», apunta.
Reconocimiento y primeros avances
La constancia de Sergio Álvarez Álvarez ha recibido reconocimiento en distintos ámbitos profesionales, donde se valora su capacidad para sintetizar las necesidades del sector y trasladarlas de forma clara y contundente. A día de hoy, manifiesta satisfacción con algunos resultados iniciales, si bien reafirma que el recorrido es aún largo. Su meta es un convenio que redefina prioridades: mejora salarial vinculada al valor aportado, equilibrio entre vida laboral y personal y garantías de salud y seguridad en el trabajo.
En este marco, Álvarez recuerda que el sector de la seguridad privada es, en gran medida, un servicio de primera línea: presencia continua, intervención en incidentes, custodia de instalaciones sensibles y acompañamiento a la ciudadanía en espacios públicos y privados. «Reconocer esa realidad —señala— implica sentar bases laborales sólidas que permitan responder con eficacia y humanidad, sin dejar atrás el bienestar de los profesionales».
Llamamiento final a la responsabilidad compartida
Con una visión constructiva, Sergio Álvarez Álvarez apela a todas las partes —representación de los trabajadores, patronal y administraciones— a acelerar la apertura de la mesa de negociación y a trabajar con una hoja de ruta concreta. La voluntad declarada es avanzar hacia un acuerdo que fortalezca el ecosistema completo: profesionales motivados, empresas competitivas y un servicio que cumpla con las expectativas de seguridad de la sociedad.