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¿Se puede usar la gamificación en la formación de empleados?

Leer la palabra gamificación viene, automáticamente, de la mano de imágenes de apps de ocio y entretenimiento, pero lo cierto es que nada más lejos de la realidad. El hacer lúdico algo que, de otra forma, podría ser tedioso, es la tendencia que empieza a funcionar también en la empresa.

Ya pasaron a la historia las horas de formación aburrida en las que la teoría y los datos poblaban apuntes y pizarras para tratar de explicar nuevos procedimientos instaurados en la compañía o incluso actualizaciones de los propios puestos de trabajo. Ahora tan sólo hay que echar un ojo a la oferta formativa para ver cómo utiliza Bizpills la gamificación a la hora de plantear la formación en una corporación.

Cuando los trabajadores tienen cada vez menos tiempo, acaban siendo multiskills y necesitan rapidez a la hora de solucionar los conflictos que vayan surgiendo, se ve necesaria una nueva forma de aprendizaje para que no repercuta en la propia motivación del trabajador.

El hecho de poder utilizar técnicas más lúdicas cuando se aprende hace también que el equipo se afiance, gane la confianza, se vean las virtudes y defectos de cada uno y así, se pueda aplicar luego a una línea de trabajo diseñada en exclusiva a sacar lo mejor de cada uno de los trabajadores en sus puestos específicos.

La delgada línea entre departamentos de una compañía hace que la formación de todos dirigida hacia un interés común sea vital para sacar el mejor rendimiento y resultado de una jornada laboral. La nueva forma de cursos e itinerarios formativos se hace imprescindible en un entorno de trabajo en el que no siempre se habla el mismo idioma.

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También gracias a la globalización es necesario que los perfiles de los trabajadores sean diversos, algo que beneficia el hecho de formarse en una materia conjunta para poder entender cuál es el rol que cada uno debe desempeñar en su propio departamento.

De esta manera lúdica, donde los coaches motivan al personal, se consigue una mayor implicación de los trabajadores en la marcha de la empresa, consiguiendo también una mejora plausible del entorno de trabajo y, por ende, de los propios resultados a final de año.